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Tratamientos OZONO Piscina

 

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El ozono es una sustancia gaseosa que se genera por la activación de la molécula biatómica del oxígeno (O2), que pasa a ser triatómica (O3). Esta modificación se produce, por un lado, mediante la acción de los rayos ultravioleta del Sol sobre el oxígeno atmosférico, dando lugar a la capa de ozono –que filtra radiaciones-, y por otro, por la acción de descargas eléctricas, que generan cantidades de ozono –que, en este caso, actúa como descontaminante y desinfectante-.

Etimológicamente, el término ozono proviene del griego ozein=oler, ya que se trata de un gas que produce un característico olor metálico. Ya en 1781, el científico Van Marum predijo su existencia al analizar el olor del aire cuando éste era atravesado por descargas eléctricas, si bien no sería hasta 1839 cuando Christian Schönbein le diese su actual nombre.

El ozono posee un gran poder oxidante -debido a que la molécula triatómica desprende oxígeno como residuo al transformarse-, por lo que su adecuada aplicación tiene múltiples propiedades: bactericida, viricida, esterilizante, cicatrizante, microbicida y desodorante. Debido a estas propiedades el O3 se utiliza para restablecer las condiciones ideales del ambiente, mediante la eliminación de olores molestos –tabaco, desagües, disolventes, etc-, bacterias, gérmenes y virus tanto en el aire como en los materiales que los albergan, y la sensación de aire enrarecido.

El ozono aplicado en el ambiente realiza una doble acción: microbicida y desodorante.
La primera es la propiedad más importante y por la que más aplicaciones se le atribuyen. Desde que se descubrieran, los microbios, que permanecen sobre todo tipo de superficies y flotan asociados al polvo o en el agua causando variadas enfermedades – sobre todo en lugares cerrados – han sido una gran preocupación contra la que muchos métodos químicos han sido utilizados, con más o menos suerte. Pero es el ozono el microbicida más rápido y con más amplio espectro de eliminación: ni virus, bacterias, hongos o esporas – formas latentes de defensa de estos últimos –.

  • El ozono posee un poder bacteriostático – impide reproducción y crecimiento, tal que así muchos antibióticos – a muy bajas concentraciones y durante períodos de exposición muy cortos.

  • El ozono oxida la envoltura y la estructura de los virus – causantes de gripes, catarros, varicela, hepatitis… - impidiendo que parasiten células sanas y dejándolos desprotegidos, por lo que mueren rápidamente.

  • También elimina los hongos que producen enfermedades así como los que hacen inaceptables los alimentos.

  • Las esporas son formas de resistencia de virus y bacterias ante condiciones desfavorables para sus desarrollo, y son típicas de tétanos, ántrax, gangrena, etc. y, por tanto, muy difíciles de combatir. El ozono es el único remedio eficaz.

En segundo lugar, el ozono posee la propiedad de destruir olores atacando directamente sobre la causa que los produce sin dañar ningún componente químico, siendo ésta su propiedad más fácilmente constatable. La materia orgánica en suspensión en sitios cerrados y distintos microorganismos producidos por la humedad, el humo de tabaco, sudor, comidas, etc., es destruida por el ozono, que también ataca los microbios que se alimentan de ella.

 

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